22.2.12





La experiencia de hacer mandalas no sólo nos da la satisfacción de disfrutar el proceso de autodescubrimiento sino que termina siendo un bálsamo para curar nuestras heridas y mejorar nuestra autoestima. Dar a luz un mandala es un acontecimiento de creación única, auténtica, que surge desde nuestra profundidad. El círculo sagrado surge desde nuestra situación interna a través de colores y formas ...en una danza instintiva que nos ayuda a vernos, a comprendernos, a manifestarnos. Y su creación conlleva todo un movimiento interno donde nuestro inconsciente empieza a trabajar a través de sueños, de conexiones, de vislumbres. Cada mandala tiene su propia energía y movimiento en nosotros.



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